Los protocolos familiares son las normas internas mediante las cuales las sociedades familiares regulan su funcionamiento y la transmisión de participaciones o acciones entre las distintas ramas familiares. No existe una regulación legal con contenido obligatorio: cada sociedad debe definir sus propias reglas, adaptándolas a sus necesidades y a su realidad familiar y empresarial.
Algunos ejemplos de cláusulas que pueden incluirse son:
Representación de las ramas familiares en el Consejo de Administración mediante cuotas.
Normas de acceso y promoción de familiares en la administración de la sociedad.
Derechos de adquisición preferente entre ramas familiares, para evitar pérdida de influencia.
Limitaciones en la injerencia de familiares en la gestión más allá de un nivel determinado.
Cláusulas de arrastre (drag along y tag along): reglas para la venta o compra conjunta de paquetes accionariales.
Los protocolos familiares pueden tener diferentes grados de publicidad:
Privados: se mantienen en el ámbito de los socios.
Con publicidad registral: se anuncian en el Registro Mercantil para darles notoriedad.
Inscritos en el Registro: con efectos frente a terceros interesados.
De este modo, el protocolo familiar se convierte en una herramienta esencial para garantizar la continuidad, estabilidad y armonía en las sociedades de carácter familiar.